#CONEXIONES
BRIF, BRAF, BRUF es un festival de literatura infantil e ilustración que nace con el objetivo de reivindicar la fantasía y está inspirado en la visión del mundo del escritor Gianni Rodari. Se desarrolla en el barrio de la Txantrea, en Pamplona, con el barrio y para todo el mundo, del 21 de diciembre al 4 de enero. Por las calles y plazas del barrio sorprenden experiencias fantásticas, instalaciones artísticas que invitan al juego y promueven la imaginación: una cabina que cuenta cuentos, un semáforo que se pone azul, buzones con candados y mensajes secretos, una feria de juegos fantástica y en esta edición un camino a ninguna parte. En la gestión y creación del festival la participación de la infancia es un objetivo principal.
Este año celebrarán su 5ª edición «El camino que no va a ninguna parte» y desde el Programa Innova hemos querido aprovechar para conversar con las responsables de la Asociación Kontalariak, la entidad organizadora:
¿Cómo surgió la idea de “BRIF BRAF BRUF” durante la pandemia y qué desafíos tuvisteis que enfrentar en esos primeros pasos?
A finales de 2019 un grupo de personas vecinas del barrio de la Txantrea con gustos y aficiones culturales afines, nos reunimos con el fin de crear acciones culturales en el barrio a través de una gestión comunitaria. Curiosamente también nos unía el gusto por la literatura y nuestro amor por el autor Gianni Rodari, por sus cuentos y, sobre todo, por su visión de la infancia y la fantasía. Así, surgió la idea de crear un proyecto innovador que nos proporcionara una nueva visión de la literatura. Así, se fue gestando BRIF BRAF BRUF que pudo celebrar su primera edición en diciembre de 2020. Esta primera edición de BRIF BRAF BRUF fue muy satisfactoria y el proyecto fue reconocido por la Federación de Gestores Culturales Estatal como ejemplo de Buenas prácticas en la Gestión Cultural.
Los desafíos fueron múltiples, similares a todos los proyectos que empiezan, desde definir la visión del proyecto, sus objetivos, acciones, la búsqueda de financiación. Con la peculiaridad de que nos encontrábamos en plena pandemia y hubo que diseñar todas las acciones teniéndola en cuenta, con la incertidumbre que vivíamos en ese momento. Además, siempre hemos querido hacer un festival de calle en invierno, que dé vida a las calles de nuestro barrio, y el tiempo no siempre nos acompaña, a veces llueve, a veces nieva y casi siempre tenemos que llevar muchas capas de ropa. Pero, aun así, todo salió muy bien, el barrio se implicó desde el principio, y así sigue, y la infancia entendió este Festival como suyo también desde los inicios del mismo.
¿Qué representa la Fantasía en el contexto del festival, y cómo creéis que influye en la comunidad?
Nuestra manera de entender la fantasía se basa en la manera de entenderla de Gianni Rodari. Reivindicar la fantasía y el juego, es reivindicar el mundo de la infancia, como un mundo pleno y completo en sí mismo, y no como mero eslabón para llegar a la edad adulta. Rodari entendía que la fantasía no se contrapone a la realidad, sino que sirve a la infancia para entenderla. Además, estimula a pensar en otras posibilidades y a no aceptar las cosas como vienen dadas, a imaginar otros mundos posibles.
Desde esta perspectiva, es uno de los objetivos del Festival poner la fantasía en el centro, y que las personas adultas y la comunidad seamos capaces de abrir nuestras mentes a la creatividad y la fantasía, por su potencial creador de utopías y de apertura de caminos para cambiar el mundo que nos rodea.
La literatura infantil es central en el festival, ¿cómo buscáis transmitir la importancia de este género tanto a niñas y niños como a adultos?
Michelle Petit en su libro Lecturas: del espacio íntimo al espacio público (2001) afirma que “para transmitir amor por la lectura, y en particular por la lectura literaria, es preciso haberlo experimentado”. Es fomentar esa experiencia lo que buscamos con el Festival. Que la infancia del barrio a través de las actividades artísticas que proponemos en sus propias aulas, experimenten la literatura, la creación literaria y la ilustración como un juego. Y a su vez, que los y las artistas que entran en dichas aulas, aprendan de los maestros de la fantasía que son los niños y niñas.
Este sentido amplio en el que entendemos la literatura, nos permite que muchas otras artes tengan cabida en este festival: artes plásticas, visuales, música, teatro… porque todas ellas nos transportan al mundo de la palabra, la fantasía y el juego.
¿Nos podríais hablar sobre cuál ha sido el impacto que ha tenido el festival en el barrio de la Txantrea?
Uno de los mayores logros del festival, es la apropiación del mismo por parte de la infancia. Los niños y niñas del festival, lo consideran como algo propio y son los que mejor lo conocen. Esto se debe a que, al trabajar durante los últimos cinco años en estrecha colaboración con los centros escolares, una parte muy importante de la infancia del barrio ha tenido contacto directo, participando activamente en la creación de alguna de las instalaciones del Festival. En el mismo sentido, dos de los centros escolares que participan en el Festival, tienen incorporado el trabajo sobre Gianni Rodari y el Festival como proyecto pedagógico de centro.
El Festival está cada vez más consolidado en el barrio, las alianzas con las entidades son cada vez más fuertes y además estamos consiguiendo que personas de fuera del barrio lo visiten para participar en el mismo.
La participación infantil es clave en el festival. ¿Nos podríais explicar cómo las niñas y niños contribuyen a las decisiones y actividades del evento?
La participación infantil es uno de los ejes más importantes del Festival, la hacemos de dos maneras. La primera es la colaboración con los centros escolares en los procesos de creación, donde artistas de diferentes disciplinas entran en las aulas para la realización de actividades de co-creación. La segunda es el grupo motor de niños y niñas que forman parte de la asociación Kontalariak. Este grupo de txikis, que actualmente está formado por unos diez niños y niñas de entre 9 y 14 años, se reúne periódicamente para decidir sobre diferentes aspectos del Festival: qué cambios se realizarán cada año, qué nuevas ideas surgen y cómo se concretarán las actividades. Obviamente son también agentes clave en la evaluación del proyecto. Mención especial merece la Feria Fantástica, compuesta por juegos de feria, construidos por la propia asociación y que es un espacio que está completamente gestionado por niños y niñas.
¿Qué papel juegan las alianzas con las sostenibilidad y éxito del festival?
Nuestra metodología se basa en el trabajo comunitario y colaborativo. Por ello, desde el comienzo hemos tejido redes con muchas de las entidades culturales, sociales y educativas del barrio. Siguiendo a Rodari, esa piedra que lanzamos al estanque, ha ido creando ondas cada vez más amplias y los aliados del Festival han ido creciendo, que ya no son sólo del barrio; como son la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, la Escuela de Arte y Superior de Pamplona …
Obviamente, en la sostenibilidad del Festival son esenciales las alianzas con las fuentes financiadoras, como Gobierno de Navarra, Ayuntamiento de Pamplona-Iruña y como, no el Programa Innova; que más allá de la mera financiación da oportunidad de generar redes, recibir formación, etc.
Y creemos firmemente en que el establecimiento de alianzas amplias y diversas, es un modelo que funciona, que todavía hoy es innovador, y que es el que realmente transforma.
¿En qué consiste “El Camino que no iba a ninguna parte” y qué simboliza dentro del contexto de esta edición? ¿Qué novedades se presentan para esta 5ª edición?
Como todos los años nos inspiramos en un cuento de Rodari para cada edición del Festival, este año hemos elegido “El Camino que no iba a ninguna parte”. Es un cuento que nos gusta especialmente y que nos apetecía para este 5º año de Festival. El cuento habla de la historia de Martín Testarudo, un niño que vive en un pueblo del que salen tres caminos, uno de los cuales no va a ninguna parte. Al menos eso dice todo el mundo… Un día, cansado de escuchar lo que los mayores le dicen, el niño empieza a caminarlo. Al final del mismo encuentra un castillo con una princesa que le regala todos los tesoros del castillo. Cuando los vecinos del pueblo corren a transitar el camino que no iba a ninguna parte, el Castillo ha desaparecido… porque como dice el cuento “algunos tesoros sólo están ahí para los que deciden recorrer determinados caminos por primera vez”.
Este cuento representa para nosotras el valor de la creatividad y el superar el miedo a lo desconocido. Para representar el cuento y como novedad de este año del Festival, proponemos un recorrido audiovisual por el barrio con distintas paradas en lugares poco convencionales donde podremos descubrir las historias, los caminos que no iban a ninguna parte, emprendidos por vecinos/as del barrio. Este camino culminará en el Parque del Mundo donde tendremos una instalación artística en forma de laberinto creada por la infancia en colaboración con la artista Alicia Otaegui, que nos permitirá descubrir a dónde desean los y las niñas de nuestro barrio que les lleve este camino.
¿Qué esperáis que la gente se lleve al asistir al festival, tanto las personas residentes del barrio como las visitantes de fuera?
Nuestra ilusión es que las personas que asistan al festival jueguen; y no solamente los niños y las niñas, sino sus acompañantes, las personas adultas que solemos perder la costumbre de hacer eso tan importante que es jugar. Que disfruten jugando con las palabras, con el cuerpo, con la mente…
Y ya, por último, ¿cuáles son las principales metas para BRIF BRAF BRUF en el futuro y qué ideas os gustaría implementar en las próximas ediciones?
Uno de los retos importantes al que nos enfrentamos es cómo articular la participación infantil, nos referimos sobre todo al grupo motor, que participa en la gestión del Festival. Las niñas que comenzaron en él tienen ya entre 14 y 15 años y aunque siguen participando, las tareas y funciones tienen que ir adecuándose a sus intereses. Necesitamos así, ir abriendo paso y capacitando a nuevos niños y niñas en este grupo. Además, queremos que esto no se quede sólo en la participación en la asociación, sino generar lo que podríamos llamar una “escuelita de participación”; para que se pueda incidir en asuntos del barrio que vayan más allá de la asociación y el Festival. Hemos tenido ya una experiencia al respecto participando en el foro de barrio, y consiguiendo, de hecho, que una de las reivindicaciones infantiles se reflejara en un proyecto urbanístico. Creemos firmemente en la capacidad de reflexión y de aportar ideas imaginativas de la infancia, que tiene mucho que decir si se les escucha.
Para próximas ediciones nos gustaría visibilizar la comunidad de artistas navarros que hemos creado alrededor del Festival. En la última edición contabilizamos 26 artistas trabajando en el Festival. Queremos poner en valor esta comunidad y crear espacios de encuentro, para celebrar esta red tan maravillosa.
Y por supuesto, ya que nuestro proyecto es como un caracol, que va despacito, que se para a saludar a sus vecinas y se detiene a veces a mirar el paisaje, nuestro mayor sueño es poder continuar con este camino que no va a ninguna parte que es BRIF BRAF BRUF.