Hay una luz

Hay una luz

Hay una luz 2118 898 Portal Innova

Hay una luz, es un proyecto único, que consta de dos películas conectadas entre sí. Es un proyecto de innovación social, en el que la mediación y la profesionalización del protagonista son claves. Ponemos el cine al servicio de la transformación social, la sensibilización y la visibilización.

Dos películas, un mismo proyecto. Hay una luz es un proyecto único, que consta de dos películas conectadas entre sí:

La primera película, es la visión del director sobre “Fariña” nuestro personaje principal. Fariña vive en exclusión social, en una furgoneta, y tiene una cámara con la que hace pequeñas grabaciones. Grabaremos su universo, el mundo que nadie ve, mientras lo acompañamos en su travesía por dar vida a su idea de hacer su película. A través de esta narrativa, le observamos desde una perspectiva externa, pero al mismo tiempo, nos acercamos lo suficiente para captar la esencia de su existencia. Es una persona que sufre. Quiere trabajar, sentirse útil y parte de la sociedad, pero no parece que tenga muchas oportunidades. En esta película veremos su gran personalidad, su humanidad y todos los obstáculos a los que se enfrenta para ser parte de la sociedad. Es una historia que puede y debe entenderse no solo a nivel intelectual, sino apelando a la intuición del espectador y estimulando sus sentidos. No hay suficiente con ver la acción en la pantalla, quiero que la película sea una experiencia visceral: debes sentir el hambre y las penas de Juan, el frío en las noches de invierno, las resacas, la soledad. Quiero meter a la audiencia dentro de su universo.

La segunda película, es la idea que tiene “Fariña” desde hace años en su cabeza. Desde que lo conocí hace 2 años, me relata siempre una misma idea. Al no saber leer ni escribir, se la cuenta a su sobrina que es la que la lleva a una especie de guion. Nosotros vamos a ayudarle a llevar a cabo esa idea. Es una película sin final, aún no lo tiene claro, pero no le importa, confía en que se revelará de manera natural, casi como si fuera guiado por uno de sus espíritus. Esta actitud despreocupada hacia el destino final de su película es reveladora de la profunda conexión que tiene con su creatividad y su intuición. En lugar de forzar un desenlace, Fariña parece contento de dejarse llevar por el flujo de la vida y permitir que su película se desarrolle orgánicamente, como si estuviera destinada a encontrar su propia conclusión en el momento adecuado. Su fe en este proceso creativo es inspiradora y muestra una perspectiva única sobre el arte y la creación cinematográfica. Juan es un apasionado de lo paranormal, y su idea de la película consiste en mostrarnos un mundo que no vemos. Lleno de espíritus y de belleza. Juan busca en la oscuridad, donde nadie se atreve y nos enseña dónde y cómo mirar. La vida de Juan, no es fácil, tendrá muchos obstáculos para poder llevarla a cabo. Su vida es casi una supervivencia diaria, vive en una furgoneta, sin dinero, y su único refugio muchas veces es su barrio y la bebida. Pero Juan es mucho más que sus propias dificultades, es una persona muy optimista, con mucho humor, y enfrenta los desafíos con mucha valentía. Es una persona muy noble y enseguida te conquista. Cae muy bien e incluso los policías locales lo tienen en mucha estima, y comprenden la situación por la que está pasando. Cuando habla desde el corazón es capaz de emocionarnos y se expresa con una simpleza y belleza que llega a conmover.

La película también tiene que reflejar su mundo interior. Lo que Juan no puede expresar con la palabra lo vemos en las grabaciones que nos va mostrando. Son puras, sin la influencia de técnicas o normas convencionales. No ha recibido ninguna formación formal en cinematografía, lo que hace que sus registros sean aún más genuinos y auténticos. Cada escena que comparte con nosotros es una representación fiel de su visión personal, mostrando su mundo tal como él lo ve y desea que lo veamos. La cámara para Fariña se convierte en un escudo que le permite distanciarse de la cruda realidad, del dolor. Su decisión de emplear una videocámara representa una expresión creativa de su lucha y su anhelo por compartir su perspectiva con el mundo. Eso nos interesa muchísimo, como alguien sin recursos y tan humilde decide expresarse a través del cine. Queremos rescatar esta experiencia en su forma más auténtica y pura posible. Su historia no solo nos enseña sobre la fuerza del espíritu humano, sino que también arroja luz sobre la capacidad del arte para trascender las limitaciones y conectar con la esencia de nuestra humanidad.

Un proyecto de Natxo Leuza Fernandez.

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